Muchos padres han crecido con la idea de que su rol es ser proveedor, observador o apoyo lateral, como un fanático que aplaude desde las gradas. Este evento rompe ese paradigma: invita a los padres a dejar el asiento de espectador y asumir un rol activo en la crianza, comprometiéndose con la presencia emocional, el diálogo, la disciplina consciente y la corresponsabilidad.